¿Escuchas eso? [tiriti tiriri tiriri ri ra…]
Soy fiel a mis principios y esta tenía que ser la canción. 😉
He querido hacerme el mejor regalo: conocerme. La metáfora que más fácil se me antoja es un viaje —en mi caso, muchos. El más largo: desde una pequeña ciudad en medio de los Andes hasta Europa. El más corto, ¿quién soy?
Del camino más largo ya te iré explicando sus destinos; pero del corto, el mapa no está nada claro. Lo único que sé, es que tengo 3 acompañantes —4 si te apuntas— y la responsabilidad de que disfruten del camino. Bueno quizá es muy ambicioso y teniendo en cuenta mi forma de ser, lo cambio por «que se sientan vivos», bueno y que “no salgan muy magullados”.
Este viaje a través de estas palabras es esa necesidad de meterme en mi propia cabeza, para descifrar la incógnitas más despiadadas: ¿quién soy?, ¿qué es lo que de verdad quiero?, ¿en qué punto del camino estoy?, y ¿cuál es mi destino? —si ella estuviera leyendo esto diría ¡qué géminis eres!
Dejando de lado mi yang— te planteo las siguientes preguntas:
¿Cuántas veces te has sentido perdido? ¿Cuántas veces te has encontrado? ¿Cuántas veces te has dejado llevar? ¿Donde estoy, donde estás? ¿En qué punto del camino? ¿Cuál es el destino? ¿Hay vida más allá de la muerte? ¿Ese vestido es de color azul o verde? Bla, bla, bla, bla… ¡STOP! —que nos salimos del camino.
Volviendo al camino de este viaje, seguro que tú también alguna vez has querido resolver estas cuestiones —y si no—, te admiro. Seguro que la vida es más fácil, simplemente dejándose llevar, siendo ateo o daltónico. Mi naturaleza me lo impide y los que me conocen saben que soy un manojo de contradicciones. ¡Samanté! Así que aquí estamos, sin brújula y sin atajos.
Seguro que la vida es más fácil, simplemente dejándose llevar, siendo ateo o daltónico.
En otro viaje te explicaré porque siento que los estoicos me persiguen— pero en este viaje solo he querido dejar latente que quiero abrazar la incertidumbre como un buen estoico, explorar e intentar llegar a la felicidad por ese camino. Tranquil@, que más adelante me meteré en ese jardín.
Mis viajes y los caminos que he recorrido solo han hecho que me de cuente que el mapa es más grande de lo que pensaba y que no tengo ni idea de dónde estoy.
Todo viaje lleva un aprendizaje —y si estás leyendo esto—, quiero compartir lo que he aprendido y lo que he desaprendido en estos viajes. Porque no necesariamente cada camino nos conduce hacia algo bueno —porque hay mapas que no llevan al tesoro.
Quiero compartirte también los caminos donde me he embarrado, donde me he contradicho, donde me he perdido. Lo cual me ha ayudado a aprender —si ella estuviera leyendo esto, volvería a decir ¡qué géminis eres!
En fin, simplemente desempolvar los recuerdos, afinar las palabras y sembrar las ideas; y a ver que sale.
Yo que no soy de abrazos —fuera de ellas tres—, te aviso que voy a dar muchos: a la incertidumbre; a los sentimientos; a los recuerdos; a las palabras; a ti —si me acompañas en estos viajes—; pero sobre todo a mí, que ya viene siendo hora de que me conozca y me abrace.
Feliz ruta 33 🤘
+ Andrés
Dame un billete, de momento solo de ida